La rubia y la morena (1): Fallen Angel (¿Ángel o diablo?, Otto Preminger [y Joseph LaShelle], 1945)

La rubia y la morena (1): Fallen Angel (¿Ángel o diablo?, Otto Preminger [y Joseph LaShelle], 1945)

fallenangel1.jpg

 

Para Kent, Adolfo y Mati.

 

De los cuatro films noirs que Otto Preminger rodó para Fox en la década de los cuarenta, todos ellos protagonizados por Dana Andrews y/o Gene Tierney, y todos, salvo el penúltimo, fotografiados en acerados claroscuros por el magnífico operador Joseph LaShelle, la mítica LAURA (1944) sigue siendo el más apreciado con diferencia, mientras los otros tres, FALLEN ANGEL (¿Ángel o diablo?, 1945), WHIRLPOOL (Vorágine, 1949) y WHERE THE SIDEWALK ENDS (Al borde del peligro, 1950), han solido ser considerados como obras menores en la filmografía del austríaco. En fin, nada que objetar en lo que respecta a WHIRLPOOL y WHERE THE SIDEWALK ENDS, pues, pese a momentos espléndidos, los desenlaces de sus guiones y, con ellos, la puesta en escena de Preminger, resultan demasiado pendientes de la investigación policial como para estar a la altura de sus primeras mitades. Pero, en lo que toca a FALLEN ANGEL, la injusticia de su escasa valoración es flagrante: puede que su apariencia sea la de un modesto film sin pretensiones, y puede que no alcance la perfección de LAURA, ni sea tan impresionante como el otro “ángel” de Preminger, ANGEL FACE (Cara de ángel, 1953), película con la que, por cierto, tiene muchos aspectos en común; pero no es inferior a ninguna de ellas. Es más, aunque sólo fuera porque es el más acabado ejemplar de aquello por lo que siempre se tendió a valorar más a su autor, no otra cosa que el uso de los planos sostenidos (popularmente conocidos como planos secuencia, aunque no siempre lo sean en puridad, pues a veces la secuencia está constituida por más de un plano); aunque sólo fuera por ello, decimos, FALLEN ANGEL ya sería uno de los mejores Preminger. Pero es que, como iremos viendo, hay mucho más; tanto, que no dudamos en considerar esta modesta y casi olvidada gran película como la cumbre del cine de su autor.

¿Por qué, entonces, la callada obra maestra de Preminger resulta tan poco apreciada? Ardua respuesta… ¿Tal vez por la modestia de su apariencia? ¿O quizá debido a sus continuos desplazamientos de protagonismo, exceptuada la casi continua presencia de Eric, el ángel caído del título original? Pues FALLEN ANGEL, en inusual maniobra para la época, se centra primero en Stella, mientras June apenas aparece esbozada en un par de secuencias; luego, la presencia de las dos mujeres se equilibra, para más tarde, tras el asesinato de la primera (hecho que, anticipándose a PSYCHO [Psicosis, A. Hitchcok, 1960], le usurpa al espectador una de sus estrellas a mitad del film), June pasa a ocupar el lugar femenino preponderante; y, finalmente, la presencia de June vuelve a difuminarse para ir cobrando mayor relevancia el policía Judd. Tanto es así, de hecho, que Alice Faye, la June del film, indignada por la gran relevancia que cobró el personaje de Stella, asignado a Linda Darnell, rescindió inmediatamente su contrato con Fox…, dando al traste con su carrera. Y de hecho, Faye tenía razón: tanta importancia cobra la morena en el film que, en el final, más de media hora después de su desaparición en pantalla, se hace omnipresente, no solamente porque los diálogos giran en torno a ella, sino por la aparición de varias metonimias suyas: sonoras, como la melodía de la gramola; y visuales, como la caja registradora o, más poéticamente, ese mar nocturno agitado por el oleaje con que acaba FALLEN ANGEL.

ameto1    ameto2

ameto3.jpg

Sigue leyendo