Enrejados lumínicos: Blood on the Moon (Sangre en la Luna, Robert Wise [y Nicholas Musuraca], 1948)

Enrejados lumínicos: Blood on the Moon (Sangre en la Luna, Robert Wise [y Nicholas Musuraca], 1948)

 

Para Ahmed, Artur, Brian, Daniel, David, Domingo, Francisco Javier y Francisco José, Gerardo, Giovanni, Jimena, Juan Alberto, Liliana, Mª Ángeles, Miguel, Mohammad, Nieves, Rafa, Ranajoy, Renan, Rosario y Teo.

 

Entre los grandes directores de fotografía de la historia, entre aquellos que fueron verdaderos artistas que supieron imprimir un añadido de sentido a muchas de las películas en las que colaboraron, ocupa un lugar preeminente el americano de origen italiano Nicholas Musuraca, piedra angular del cine tenebroso de la RKO. En efecto, muchas son las películas que apuntalaron su maestría, si no la alcanzaron directamente, gracias a la atmófera densa y asfixiante y a los prodigiosos claroscuros del calabrés; especialmente: FIVE CAME BACK (Volvieron cinco, John Farrow, 1939), CAT PEOPLE (La mujer pantera, Jacques Tourneur, 1942), THE FALLEN SPARROW (Perseguido, Richard Wallace, 1943), THE CURSE OF THE CAT PEOPLE (Robert Wise, 1944), THE SPIRAL STAIRCASE (La escalera de caracol, Robert Siodmak, 1946), I REMEMBER MAMA (Nunca la olvidaré, George Stevens, 1948), CLASH BY NIGHT (Fritz Lang, 1952), THE BLUE GARDENIA (Gardenia azul, F. Lang, 1953) y, cómo no, una de las máximas obras maestras de luz de todo el cine,  OUT OF THE PAST (Retorno al pasado, J. Tourneur, 1947).

Uno de los trabajos más pasmosos de Musuraca y una de sus cumbres, sita en su prodigiosa década de los cuarenta, es, sin duda, BLOOD ON THE MOON (Sangre en la Luna, R. Wise, 1948); y si es tanto más asombrosa, aparte de por la excelsa calidad lumínica que supo imprimirle el gran iluminador, es porque, merced a su luz o, mejor, a su tenebrosidad, este mutó lo que oficialmente era un western en un film noir: el mismo tipo de transformación, de hecho, que operaría con el melodrama CLASH BY NIGHT, o que, yendo aún más lejos, ya había imprimido en el film de espionaje THE FALLEN SPARROW, virándolo hacia el terror. Y es que Musuraca con frecuencia potenciaba los tintes más negros y sombríos de las películas en las que colaboró (tal vez por ello, uno de sus últimos trabajos para el cine, en color, SUSAN SLEPT HERE [Las tres noches de Susana, Frank Tashlin, 1954], esté lejos de ser tan antológico como el grueso de su carrera…). Todavía más, BLOOD ON THE MOON es una de esas películas que trasciende su potencial original por la gran labor de Musuraca; pues si el trabajo de Robert Wise, excelente artesano aquí en muy buena forma, es indudablemente sólido y en muchas ocasiones inspirado, a no dudarlo uno de sus mejores logros, lo que hace a la película una verdadera obra de arte que la eleva por encima del producto de estudio bien acabado es la incomensurable labor del director de fotografía. Incluso en la iluminación aparecen rasgos autorales de Musuraca, pinceladas que él mismo había utilizado o utilizaría en otros títulos, como iremos comprobando.

Aunque, evidentemente, el film haga uso de los grandes espacios abiertos típicos del género…

 

…u ofrezca escenas clásicas como la de la estampida, donde, por cierto, Musuraca regala al espectador una imagen de poética inusitada donde la muerte (del joven Barden, en concreto) se condensa en una inolvidable polvareda blanca;

pese a ello, lo cierto es que BLOOD ON THE MOON es un western que se graba en la memoria indeleblemente por sus densos nocturnos, tanto en los exteriores que abren y cierran el film como en las llegadas de su protagonista Jim Garrey a esos poblachos cuyas calles de una oscuridad impenetrable aparecen sajadas, casi hasta el deslumbramiento, por las luces que proyectan los inevitables saloons.

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